Fernando Reyes Matta

Lo público y lo privado en la era digital

Ex embajador en Nueva Zelanda y China, profesor de la UNAB

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Viernes 22 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Fernando Reyes Matta

Fernando Reyes Matta

Debemos reconocerlo. Con el debate sobre las reformas a la educación superior ha revivido con intensidad una pregunta mayor: ¿qué es hoy lo público, lo privado y lo estatal? El corazón de la cuestión está en lo público porque, de manera creciente, ya no sirve como referencia principal la propiedad. Mucho más fuerte es el cruce de una actividad –cualquiera que ésta sea– con el concepto de “bien público”.

Es allí donde el mundo digital da respuestas sugerentes para entender que estamos en un cambio de época. ¿Dónde se ubica el devenir de los chilenos cuando lo cruzamos con Internet y las redes digitales?

Está claro que las reglas sobre bandas, espectros y desarrollos de telefonía móvil las pone el Estado, pero también es cierto que se necesita el conocimiento internacional y nacional de expertos públicos y privados porque aquí la suma de saberes es esencial. Y este es el modelo sobre el cual trabaja la International Telecommunication Union (ITU), la más antigua agencia del sistema de Naciones Unidas con 150 años de historia.

La ITU está integrada por los 194 miembros de la ONU, más Taiwán y Palestina como observadores. A ellos se suman más de 700 actores privados en calidad de “miembros sectoriales”, sin derecho a voto, pero con una voz que pesa mucho. Los Estados partes están agrupados en 6 grupos regionales: Asia-Pacífico; África, Europa, América, Mundo Árabe y Ex Repúblicas Soviéticas. Ya de por sí es un formato singular de agrupaciones.

¿Quién está a la cabeza de todo esto? Un ciudadano chino, Houlin Zhao, antes ingeniero clave en el desarrollo digital de su país. Nació en Jiangsu, al norte de Shanghai y seguro que a sus veinte años, cuando la Revolución Cultural azotaba a China, jamás imaginó la responsabilidad que tendría a estas alturas de su vida. Le secunda Malcolm Johnson, inglés, que ya ha dirigido la comisión europea y la agencia británica del área.

Ambos, desde sus respectivas experiencias, coinciden en lo mismo: sólo con la planificación conjunta de los actores públicos y privados se podrá dar normas, avances ordenados y una cierta democracia digital en el mundo. Al frente tienen la tarea de disminuir la brecha digital entre países desarrollados y en desarrollo. Pero también aquella existente en cada país por el acceso a Internet.

Hace una semana la ITU presentó en la sede de Naciones Unidas cuál deberá ser su aporte para alcanzar las metas del Desarrollo Sustentable 2030. Al final, está en todo: en salud, en educación, en trabajo, en la vida cotidiana. Y en el acceso a Internet aún hay mucho por hacer: al 2020 se prevé que el 56% de los hogares en el mundo tengan acceso a la red. Pero la entidad estima que, para esa fecha, sólo lo logrará el 45% de los hogares de los países en desarrollo y el 11% de los hogares de los países menos avanzados.

Justamente ayer se ha puesto en marcha en Ginebra el Foro “Unidos por las Ciudades Sostenibles e Inteligentes”. En esencia, ellos verán cómo las tecnologías de la información y la comunicación cambiarán la calidad de vida en el mundo predominantemente urbano que ya llega. Allí la ITU, con la participación de organismos internacionales, municipios, empresas privadas, instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil, busca diseñar políticas públicas para ese cambio mayor. Ha convocado a otra comisión para proponer avances en los sistemas financieros digitales teniendo como centro dar más beneficios a los consumidores. Y en Egipto, hace pocas semanas, se definieron parámetros de la hoja de ruta para los desarrollos digitales que nos llevan aceleradamente al denominado “Internet de las cosas”.

Conclusiones: primero, el mundo que viene se está diseñando en la ITU, en la cual debiéramos poner mucha más atención política; segundo, sería bueno (sobre todo ahora) aprender cómo lo estatal, lo público y lo privado trabajan allí muy articulados para crear futuro.

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